Mis párpados van cayéndose,
hiriendo al laberinto de papel
de mis tantos desengaños.
Te busco palabra que contengas
mis lágrimas de los abandonos.
Nombrar las cosas con un lápiz de ternura
sin ocupar un borrador de infundios y traiciones.
En mi cuaderno arde el silencio de lo que no digo,
porque el grito está en la intimidad del hueco.
Demasiado ruedo para ahuyentar los pájaros
de azufre en la ronda nocturna del insomnio.
Mañanas beodas de luz dibujan transparencias
cuando trato de levantar los ojos del alma.
Mirar la vida como se mira al mar,
bañarse en sus olas de espanto y angustias.
Sonriendo de nuevo para no desperdiciar el instante.
Cambiarse de ropa y saludar con las manos
de pañuelos a los días que pasan necios,
o por los labios, un hilo de agua transparente,
mas sin dejar testimonio del vivir
con tinta paradojal del espíritu.
ALASBLANCAS