Este querido mundo virtual aprendimos a revivir ilusiones, a sentir sensaciones hermosas. Nos volvemos niños que fuimos y deberíamos seguir siendo siempre. La distancia en nuestro chat no existe.
Nos liberamos de la esclavitud del tiempo, confesamos, encantamos, y desencantamos. Sintiendo la espumante euforia de la seducción atrapando en nuestro monitor a la paloma del amor. El teclado se siente, ¿tú me sientes? ¿vamos a conversar a nuestro lugar?
Nace espontáneamente decir te quiero, realmente lo sentimos, con eso no jugamos. Apagamos la computadora y los recordamos, vamos a dormir y a veces hasta los soñamos al despertar sentimos las ganas de conectar. Al ir a trabajar sufrimos, y estamos OFFLINE, regresamos a casa, y ahora estamos ONLINE. El paraíso virtual también tiene su manzana basta un instante para dejar de soñar y la realidad viene, y nos despierta. Shocks de alma y corazones que desmayan, los ojos se llenan de lágrimas reales derramadas por afectos virtuales. Tal vez nos enamoramos del que no debimos... entonces decidimos alejarnos pronto, y huimos. Vienen y van los calmantes mails de amigos, apoyándonos nos piden que regresemos. Extrañamos, y también los echamos de menos, retornamos al mundo de imágenes y letras. Regresan algunas gaviotas en libre vuelo sabiendo que volarán junto a otras aves sin ir al antiguo nido, donde fueron heridas. Por amores imposibles, o por agravios inventados, palabras escritas sin sentido, o ningún motivo, convirtiéndose en una caldera de fuertes emociones por los desconocidos cielos ahora nos acogerán... Aprenderemos otros juegos, construiremos nuevos sueños. Nuestros verdaderos amigos están en contacto siempree s una ruta interminable donde se crean lazos invisibles. Sin poder volver al principio del camino, intuyendo y deseando que nunca termine siempre habrá quienes se irán y desaparecerán como aquellos que usando otros nicks se ocultarán. Pero los amigos que nos respetaron y quisieron, esos amigos, a veces llenos de alegrías, o cargados de melancolía, con los cuales desnudamos nuestras almas, reímos, y lloramos, los retendremos amorosamente en nuestras mentes ocupando un lugar privilegiado en nuestros corazones.