La palabra, o ``el verbo', como se decía
antiguamente, es muy poderosa. Con ella construimos o destruimos.
Construimos puentes, relaciones, conversaciones. Destruimos relaciones,
conversaciones y puentes. Al hablar y comunicarnos edificamos o
derrumbamos.
Muchísimas
personas, y a lo mejor, entre ellas tú, consistentemente utilizan la palabra sin
medir la energía que ella conlleva. Ignorar el efecto que ciertas palabras
tienen en otras personas no nos libera de la responsabilidad al
decirlas.
¿Cuántas personas constantemente dicen cosas que causan un
impacto negativo en sus seres queridos, vecinos, compañeros de trabajo y
familiares, sin estar conscientes del daño que provocan? Al ser confrontados
se muestran sorprendidos y se escudan en excusas vacías como ``no era mi
intención' o ``me malinterpretaste'. Si alguno de nosotros va a hacer uso del
arma del lenguaje, es entonces imperativo el asumir la responsabilidad por lo
que decimos.
Con la palabra
podemos construir, apoyar, colaborar, amar, jugar, hacer reír, educar, levantar
a otro ser humano. La palabra afirmativa, compasiva, cariñosa consigue todo.
Abre corazones,
mentes, a la vez que permite a los espíritus compenetrarse. De padres a hijos
las palabras positivas aumentan la autoestima, estimulan el crecimiento
personal, incrementan la aceptación personal y el amor incondicional. En fin,
que las palabras positivas facilitan las relaciones entre seres
humanos.
Por el contrario,
la palabra negativa destruye, corroe, deteriora cualquier tipo de relación.
Cantidad de personas consistentemente hieren a sus seres queridos a través de la
palabra. Muchos tienen tanta frustración y tristeza con sus vidas y
circunstancias que piensan que tienen el derecho de dejar salir su hiel o rabia
constantemente a través de sus palabras.
Generalmente
no sienten ningún tipo de remordimiento o vergüenza por su conducta
despiadada e injusta. Incluso, pueden llegar a pensar que, si ellas están
rabiosas o tristes, pues, tienen derecho a herir, atacar e insultar a los demás.
Suelen decir cosas como ``ahora les toca a ellos aguantar', ``digo todo lo que
quiera hoy, por lo años que me callé'.
Lo que estos
seres humanos desconocen es el dolor y la angustia que le causan a sus seres
queridos. Exhiben una conducta egoísta, centrada en ellos mismos, inmadura y,
sobre todo, abusiva. Todos sabemos que el abuso emocional o a través de las
palabras puede ser, en ocasiones, para muchos, más nocivo que el físico. El
maltrato emocional lacera la autoestima y causa tristeza y depresión en las
víctimas. Ellas no entienden por qué son atacadas tan vilmente por alguien al
que nada le han hecho, excepto querer y apoyar.
Para ti, que
utilizas mal la palabra hablada y no aceptas responsabilidad por tu conducta, te
adelanto que si no despiertas a tu realidad, muy pronto te quedarás sola/o.
¿Quién te autorizó a derramar tu veneno, a distorsionar la realidad y a herir a
los demás?
Te sugiero que
busques ayuda profesional. Mírate y encuentra las causas de tu dolor y halla a
alguien que te facilite la sanación, balance, armonía, paz y amor; de modo que
sea eso lo que repartas de ahora en adelante.
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El amor, es la
fuerza universal que mueve al mundo.
El Amor
cura..
El
Amor, es Amor..