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₪₪₪₪ ♥ PENSAMIENTOS ♥ ₪₪₪₪: Los Ciclos de la Vida
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Hay fases de éxito en que las cosas
vienen a ti y se desarrollan, y fases de fracaso en que las cosas se marchitan,
se desintegran y tienes que dejarlas ir para que puedan surgir otras nuevas, o
para que se produzca la transformación. Si, llegado a ese punto, te apegas y te
resistes, te estás negando a seguir el flujo de la vida, y eso te hará sufrir.
La disolución es necesaria para que se produzca un nuevo crecimiento. Ambos
aspectos no pueden existir separadamente.
La fase descendente del ciclo
es absolutamente esencial para la realización espiritual. Debes de haber
fracasado rotundamente a algún nivel, o haber experimentado una pérdida seria o
un dolor, para sentirte atraído por la dimensión espiritual. O quizá el éxito
mismo haya perdido significado, quedándose vacío y convirtiéndose en
fracaso.
El fracaso reside oculto en cada éxito, y el éxito en cada
fracaso. En este mundo, es decir, en el nivel de las formas, todos "fracasamos"
antes o después, y todas las realizaciones acaban convirtiéndose en nada. Todas
las formas son impermanentes. Puedes mantenerte activo y disfrutar manifestando
y creando nuevas formas y circunstancias, pero ya no te identificarás con ellas.
No las necesitas para tener una identidad. Ellas no son tu vida; sólo son tu
situación de vida.
El ciclo tiene una duración variable que va de unas
pocas horas a varios años. Hay ciclos largos y ciclos breves dentro de los
ciclos largos. Muchas enfermedades se generan por luchar contra las fases de
baja energía, que son vitales para la regeneración. La acción compulsiva y la
tendencia a extraer la propia autoestima y la identidad de factores externos,
como el éxito, es una ilusión inevitable mientras te identifiques con la
mente.
Esto hace que no puedas aceptar las fases
bajas del ciclo, que no las dejes ser. Finalmente, la inteligencia del organismo
puede adueñarse de la situación como medida de autoprotección y provocar una
enfermedad que te obligue a detenerte para que pueda tener lugar la necesaria
regeneración. En cuanto la mente juzga que un estado o situación es "bueno", le
toma apego y se identifica con él, tanto si se trata de una relación como de una
posesión, un papel social, un lugar o tu cuerpo físico. La identificación te
hace feliz, hace que te sientas bien contigo mismo, y ese estado o situación
puede llegar a convertirse en parte de quien eres o de quien crees ser.
Pero nada es duradero en esta dimensión
donde la polilla y el orín consumen. La situación acaba, o cambia, o puede
producirse un cambio de polaridad: lo que ayer o el año pasado era bueno, súbita
o gradualmente se vuelve malo. La misma situación que antes te hacía feliz,
ahora te hace desgraciado. La prosperidad de hoy se convierte en el consumismo
vacío de mañana. La boda feliz y la luna de miel se convierten en un doloroso
divorcio o en una convivencia infeliz.
O también puede ocurrir que desaparezca una
situación y su ausencia te haga infeliz. Cuando el estado o situación con el que
la mente se ha identificado cambia o desaparece, ésta no puede aceptarlo. Se
apegará al estado que ha desaparecido y se resistirá al cambio. Es casi como si
nos cortaran un miembro del cuerpo. Esto significa que tu felicidad y tu
infelicidad son, de hecho, la misma cosa. Sólo las separa la ilusión del tiempo.
NO OFRECER RESISTENCIA A LA VIDA es estar en un estado de gracia, tranquilidad y
ligereza, un estado que no depende de que las cosas sean de cierta manera,
buenas o malas.
Parece paradójico y, sin embargo, cuando desaparece la
dependencia interna de la forma, la situación general de tu vida, lo que tiene
relación con las formas externas, parece mejorar enormemente. Las cosas, las
personas o las situaciones que creías necesitar para ser feliz ahora llegan a ti
sin esfuerzo ni lucha por tu parte, y eres libre de disfrutarlas y apreciarlas
mientras duren. Todas esas cosas, evidentemente, seguirán teniendo un final, los
ciclos irán y vendrán, pero cuando desaparece la dependencia, desaparece también
el miedo a la pérdida. La vida fluye con tranquilidad.
La felicidad
derivada de una fuente secundaria nunca es muy profunda. Sólo es un pálido
reflejo de la alegría de Ser, de la vibrante paz que encuentras en tu interior
cuando entras en el estado de no-resistencia. El Ser te lleva más allá de los
opuestos polares de la mente y te libera de la dependencia de la forma. Aunque
todo colapsara y se derrumbara a tu alrededor, en lo profundo de tu núcleo
interno seguirías sintiéndote en paz. Puede que no te sintieras feliz, pero al
menos estarías en paz.
cariños
Aimar
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De: MARYA |
Enviado: 15/04/2011 16:47 |
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