Aquél que tiene fe no está nunca solo. Thomas Carlyle.
El banco había sido clausurado, mis propiedades se desvanecían de mis manos, sentía que no había ser mas triste que yo en toda la tierra mi lavandera, también, había perdido lo poquito que tenia, y estaba cantando mientras colgaba la ropa en el tendal.
-¿Cómo puedes estar feliz? le pregunte, tus cosas… ¿no las extrañaras?
-Si señora pero cual es el fin de estar asustado, el banco de Dios aun no ha quebrado.
Sentí una luz nacer en mi interior, le di gracias a Dios por sus simples palabras el banco de Dios aun no ha quebrado y ahora cuento con muchos mas ricos dividendos de los que mis manos pueden sostener de fe, de amor, de esperanza y de creencia y paz mental, imposible de contar le agradezco al dador de todo esto pero aún no puedo olvidar las simples palabras de mi lavandera el banco de Dios aun no ha quebrado.
Seres cansados que andan por la ruta de la vida cuando todo parezca oscurecerse y se pierdan las fuerzas de sus manos y los cielos parezcan no tan claros enderecen sus espaldas, levanten sus cabezas y dejen de estar tristes y asustados ¡sus dividendos serán declarados, porque el banco de Dios aún no ha quebrado!