EL
SUEÑO DE UN ILUMINADO
En
muchas oportunidades la vida de una persona marca un patrón distinto.
Esto
hace a la teoría de que la vida misma es una síntesis de valores humanos y no es
un camino artificialmente creado por iluminados.
De
ahí la conexión con la realidad, un virtual antidogmatismo, porque la
racionalidad gobierna y asume comportamientos éticos que se vierten sobre la
sociedad y son asumidos por esta en forma natural.
La
obra que se ve en Campanópolis (www.campanopolis.com.ar), obra
del genio artístico, soñador y elevado de un hijo de inmigrantes, que como
tantos otros que hicieron a la Argentina moderna, es el rescate del espíritu
creativo, dinámico y transgresor.
Antonio Campana, el cristalizador del sueño, al
verse condenado a morir víctima de una enfermedad terminal, decide dar un vuelco
total a su existencia y consagrarse a un sueño.
Se
desprende de sus empresas y construye esto para él y su gente, familia y amigos,
sin sentido comercial, apostando a la ilusión y al placer de crear algo sobre
terrenos recuperados a un basural y empleando materiales de demoliciones, con
amplio espíritu ecológico y regenerativo.
Edifica
una aldea, con mezclas de estilos, de reminiscencias medievales, en medio de
bosques sembrados por él mismo, lugares de magia.
Rompe
los moldes de la construcción, porque hace lo contrario de todo arquitecto. En
base a lo viejo construye lo nuevo.
Del
Caos de un demolición crea un Orden, creando vida desde la muerte o haciendo
nacer después de morir.
Campanópolis
es la concreción de una verdadera Iniciación, muriendo a una vida, para ver la
luz en otra.
John
Lennon, el popular músico inglés, dijo: "Muchos creen que soy un soñador...pero
no soy el único", y Antonio Campana así lo
demuestra. Es otro de los soñadores.
Se
inscribe en la categoría de aquellos que se atrevieron a volar y concretaron su
obra en vida, trascendieron, crearon de la destrucción y alumbraron con Luz las
tinieblas de un páramo convertido en basural.
Supo
pulir la piedra bruta y le dio el brillo del diamante, legando en sus hijos un
amor a la obra y un respeto a la memoria, como pocas veces se ve en la
actualidad.
A
los visitantes se le despiertan los sentidos a pleno, se les agudizan, porque se
deben emplear a la mayor capacidad para entender lo que se ve y se siente en ese
lugar fantástico.
Le
dieron apenas 5 años de vida...pero vivió 20 más, producto de la dedicación
amorosa a su obra. El trabajo le alargó la vida, el sueño le alegro el alma, así
la enfermedad pospuso su triunfo ante la alegría del espíritu.
La
vieja obra de la civilización, que edificaba los templos con sus torres
dirigidas al cielo, como brazos implorantes ante lo divino, tapizó el suelo,
rompió la chatura del horizonte, elevo los espíritus, pero también le dijo al
Hombre que éste podía más, que podía crecer, que podía aspirar a "divinizarse un
poco".
Así
el Hombre salió de al oscuridad. Esta es la historia de la Humanidad y una
síntesis es Campanópolis.
El
altruismo, al no hacerlo con sentido comercial, también es un hecho destacable,
porque no todo gira en torno al rédito económico, más en épocas como las
actuales, donde una ecuación económica hasta decide sobre la vida o la
muerte.
Un
ejemplo que debemos rescatar, para así no dejarnos devorar por el materialismo
ni la globalización que nos impone lo aparente, por sobre lo real y ético.
Nos
tenemos que reservar el derecho al asombro ante la "locura" de los transgresores
útiles, los que despiertan la imaginación, el halago de la hazaña y los cultores
de lo bello. Esto bien vale una vida.
Ser
parte de esto y de esta categoría de Hombre es solo para iniciados y
elegidos.
Antonio Campana encalleció sus manos, dejó que
su cerebro desbordara de ideas y su espíritu volara con las alas que le da la
libertad, llevándolo a la Luz.