Este árbol que véis en la foto es un Yuchán o Palo Borracho, una bombácea sudamericana cuyos frutos se abren para permitir la salida de las semillas. Cada semilla, del tamaño de un grano de pimienta, pende de una suerte de paracaídas de algodón que al soplar el viento la transporta kilómetros y kilómetros, sorteando, ríos, montañas o cualquier impedimento, para aterrizar luego, como caída del cielo, allí donde germinará.
Si bello es el árbol sin hojas y cuajado de algodones, más bello lo será cuando abran sus grandes flores amarillas que se van decolorando hasta hacerse blancas.
Sirvan las dos fotos que cuelgo para que aprecien esos momentos de singular y variada hermosura.
La primera corresponde a un ejemplar de la ciudad de Salta, próximo a mi casa, que retraté en el día de ayer.
La segunda la bajé de la Red.