En el noroeste de la Argentina existe un hermoso árbol nativo denominado Yuchán (Ceiba insignis) que hermosea con sus flores y singular aspecto las calles y plazas de nuestra ciudad.
Al respecto de esta especie quiero hacerles llegar, resumen personal mediante, una anécdota que narrara don Juan Carlos Dávalos, poeta y prosista salteño, en su libro Cuentos y Relatos del Norte Argentino. Si la versión no resultase muy fiel al original ruego vuestra comprensión y consecuente indulgencia pues leí la narración hace unos 50 años atrás, mientras cursaba el primer año de estudios del bachillerato:
"Hace mucho tiempo cuando en el Chaco salteño se estaba construyendo la vía férrea que nos uniría con el Paraguay, en un determinado punto de la traza, se alzaba majestuoso un enorme y panzudo Yuchán.
Había que cortarlo.
La tarea no era difícil pues la madera de este árbol es esponjosa, muy blanda. Los hacheros comenzaron su trabajo.
Primero cortaron las ramas y luego dedicaron sus esfuerzos al tronco. Estaban en eso cuando uno de los hombres avisó que adentro había algo extraño, como incrustado.
¡¡¡ Menuda sorpresa tuvieron con lo hallado !!!
Se trataba de una osamenta humana completa.
Las explicaciones a tan extraño acontecimiento, vinieron después.
Al parecer los nativos del lugar, antes de la llegada del hombre blanco, solían "enterrar" los muertos de cierta jerarquía, dentro de troncos de árboles como aquel. Para ello quitaban una ojiva de corteza, ahuecaban el interior, colocaban al difunto y cerraban el agujero horadado con la misma corteza, Con el tiempo, la tapa se soldaba al tronco como sucede con los injertos, y el muerto quedaba "envasado" en un increíble estuche vivo."
La narración original se titulaba: "El sarcófago verde".
Nunca jamás mejor empleada la palabra "sarcófago", que literalmente significa: "El que se come la carne"
A continuación muestro algunas imágenes de distintos yuchanes (digitar sobre las fotos para ver su ampliación):