Los cinco principios en que basa el Dr.Bach su visión del hombre y de la vida:
1. El alma es el verdadero ser del hombre. Su cuerpo es sólo el reflejo imperfecto. Nuestro Yo Superior, por ser chispa de Dios, es invencible e inmortal.
2. La trascendencia del ser humano significa que necesitamos la existencia terrenal y corporal para experimentar y desarrollarnos. El espíritu nos guía, con ayuda de nuestra Conciencia, como lo requiere nuestra tarea.
3. La vida en este mundo es sólo un corto viaje en nuestra evolución. Necesitamos el cuerpo como instrumento o vehículo.
4. Si espíritu y alma están equilibrados, estamos sanos. Si, no seguimos nuestra senda, entramos en Conflicto y la consecuencia es que, al escapar energía, nos enfermamos.
5. La comprensión de toda la Creación nos muestra que el Creador es Amor.
Si vivimos con amor hacia todo y todos, y hacia nosotros mismos también, no podemos equivocarnos: vivimos en salud.
Mediante estos principios nos es posible reconocer los dos errores fundamentales que la humanidad actual ha cometido: la desunión entre el alma y el espíritu, y la crueldad para con los demás seres vivos. Ambos errores atentan en contra de la UNIDAD. Consecuentemente estos dos errores producen conflictos y, a través de ellos se materializa la enfermedad. Si entendemos nuestros errores y los corregimos, podemos vivir en amor, felicidad, paz y salud.
Según Bach, el estado de salud es el estado equilibrado del hombre, equilibrio entre los tres niveles distintos de la entidad humana-"espíritu, alma y cuerpo"- y equilibrio con el exterior. Por eso, en su origen, la enfermedad no es física.
Lo mismo describió Paracelso (Theophrastus Bombastus von Hohenheim, 1493-1541): El hombre está compuesto de tres sustancias. Estas tres constituyen el ser humano completo, y sólo por medio del conjunto de las tres nace el hombre. El cuerpo es meramente un súlfur, un mercurio, una sal. [El sulfur es la energía, el mercurio el espíritu, y la sal la materia, el físico del ser humano.] En estas tres cosas se originan su salud, su enfermedad y todo lo suyo. Mientras estas tres se hallan unidas y no divididas, está bien de salud. Cuando se separan, es decir se dividen, cometen pecados, la primera se pudre, la segunda se quema, la tercera se vaporiza. Ergo, si existe un solo cuerpo, no hay enfermedad. Si en cambio aparece una separación, empieza el sufrimiento ["enfermedad". En alemán -el idioma de Paracelso- "sufrir" y "estar enfermo" se dice igual: "leiden"].
Salud, entonces, es el estado equilibrado de todas las potencias del ser humano. Enfermedad es el desajuste del equilibrio.
Cuanto más dramática es la vida emotiva sin expresión, tanto más crece el caos interno y más intensamente se manifiestan los síntomas. En un sentido muy real, los síntomas son una comunicación esencial desde el cuerpo ente, para que reaccione.
Aprendimos a reprimir nuestra relación natural, nuestro contacto con la Tierra, con nuestro Yo Interior y con las fuerzas centrales, que nos relacionan con la vida y la muerte.
Hoy en día, métodos curativos alternativos ofrecen nuevas sendas para entender y tratar la enfermedad. Es necesaria una ecología humana que coincida con la indispensable ecología planetaria. Evidentemente, la verdadera curación significa la autocuración por medio de la conciencia corporal.
El cuerpo sabe qué es lo que necesita y él es capaz de corregir la mayoría de los trastornos de su equilibrio, -salvo que existan graves transformaciones degenerativas- si se le permite trabajar libremente, en condiciones óptimas.
Sólo existe el dilema más grande: nosotros somos nuestros peores enemigos e impedimos el proceso curativo natural...
La mayoría de los hombres que recurren a terapias alternativas o medicina complementaria lo hacen porque han fracasado las técnicas convencionales.
La ley de curación, según Samuel Hahnemann, es la siguiente: "tanto la enfermedad como la curación actúan desde arriba hacia abajo, parten del nivel espiritual y se reflejan, pasando por el anímico, en lo corporal.
Según Edward Bach, la enfermedad "es meramente correctiva. No es ni vengativa ni cruel, sino un medio que usa nuestra alma para hacernos notar nuestras faltas, cuidarnos de que no caigamos en equívocos más graves, prevenirnos de causar mayores daños y para llevarnos de vuelta por el sendero de la verdad y de la Luz, el cual nunca deberíamos haber abandonado.
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