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De: Cristin@ (Mensaje original) |
Enviado: 23/05/2012 00:35 |
Carta de un médico
CARTA DE UN MÉDICO DEL
HOSPITAL TORNÚ DE BUENOS AIRES
Mi nombre es Eduardo Benedetto (DNI
13.404.096).
Mis amigos y familiares me conocen y quizás se extrañen de
que declare mi identidad como primera cosa en este mensaje; pero mi intención es
que difundan este mensaje y, por lo tanto, estoy interesado en darle
credibilidad al mismo.
Habitualmente les mando paisajes hermosos, la
mejor de las músicas, datos sorprendentes que nos acerca la ciencia o mensajes
esperanzadores acerca de los valores eternos que nos dan trascendencia como
seres humanos. Hoy tengo una finalidad menos grata, y por ello les pido
disculpas por anticipado.
Lo que quiero es contribuir a desmentir la
falacia conque nuestros gobernantes tratan de confundirnos acerca de que lo que
hay es sólo una "sensación de inseguridad". Quiero contribuir, al menos, a
desterrar esta mentira de la mente idealista de algunos jóvenes -y no tanto-
militantes que defienden a los actuales gobernantes contra viento y marea.
Militantes que llegan a ofuscar su entendimiento para así no convalidar el
discurso de los que no opinan como ellos y presentan, como yo, pruebas
contundentes de la mendacidad, de la hipocresía y del abismal grado de
degradación espiritual de quienes, por desgracia, guían actualmente los destinos
de nuestro país.
Quienes me conocen saben que con mi esposa hemos formado
una familia con tres hijos bellos de cuerpo y espíritu. Hijos que estudian y
trabajan, respetuosos de los derechos ajenos, del pudor de los demás y de sus
mayores. Hijos criados en el marco de los valores cristianos que a su vez nos
fueron transmitidos por nuestras respectivas familias. Hijos que donan sangre
para gente que no conocen, que cuidan hijos ajenos cuyos padres han
abandonado. Tanto a ellos como a mi esposa y a mí nos han asaltado a mano
armada en el curso de estos últimos años, varias veces, incluso han entrado en
nuestro hogar haciéndonos pasar momentos terribles. La última vez fue hoy, a
la madrugada, cuando mi hijo, de 22 años, se despedía de unos amigos con los que
se había reunido; quizás para festejar el nuevo trabajo que había conseguido por
las suyas, o para distenderse después de tantos exámenes que rindió con éxito
recientemente en su carrera de ingeniero en sistemas, o para contarles lo bien
que la había pasado conmigo en un viaje inolvidable de padre-hijo que hicimos
hace un mes. La cosa es que unos tipos lo esperaron a la salida de un boliche
en Villa Devoto y lo atacaron salvaje, cobardemente. Le golpearon la cara, la
cabeza, el cuerpo; le robaron todo.
Gracias a Dios. no lo mataron, ni le
rompieron nada, está sano y salvo en nuestra casa, con algunas contusiones.
También está desesperanzado (espero que transitoriamente) y triste.
Ante
tamaños acontecimientos me sorprendo maldiciendo a los agresores, deseándoles lo
peor, como nunca lo había deseado. Me sorprendo pensando que habernos quedado en
la Argentina, no habernos ido en nuestra juventud, fue un gran error. Me
sorprendo y me horrorizo al ver en qué me he convertido al compás de los golpes
que la violencia y la inseguridad que reina en nuestras calles me han asestado
en estos últimos tiempos. La conversión fue lenta, fíjense que la primera vez,
cuando nos maniataron y vendaron los ojos a mis dos hijos menores y a mí
mientras nos amenazaban con armas de fuego de verdad (no con "sensaciones" de
armas), esa primera vez sentí pena por los agresores y deseaba fervientemente
que lograran cambiar el rumbo de sus vidas hacia adelante, hacia arriba, hacia
la luz.
Hoy, al despertarme a las 5 de la mañana para recibir el llamado
de una buena persona que, gracias a Dios apareció para salvar a mi hijo,
recojerlo en su auto y traerlo hasta la puerta de casa, hoy al abrir la puerta
de mi casa para recibir a mi hijo, que es un hombre bueno, el mejor del mundo,
bañado en su propia sangre y llorando, pidiéndonos perdón por el mal momento,
hoy la verdad que no pude sentir compasión por sus agresores.
Les pido
perdón a ustedes y fundamentalmente a Dios por eso.
Hoy he descubierto
que los violentos amparados por los aún más violentos de nuestros gobernantes me
han robado mi patria, han dañado a mi familia y me han hecho más vil. Advierto,
sin embargo, que me queda Dios, a Quien agradecí mil veces en el curso de este
día.
No creo que puedan con eso.
Por consiguiente, aparte de
desahogarme con la redacción de este mensaje, les pido que lo difundan para que
la gente no se deje confundir con eso de la "sensación de
inseguridad".
Hoy veo en el noticiero el entierro de un chico de 16 años
que agonizó durante una semana después de sufrir un ataque muy similar al que
sufrió mi hijo y vuelvo a dar gracias porque está vivo y sano; pero esto no
puede ser, la situación es desesperante. Quienes me conocen saben que no me guía
ninguna intención política ni pertenezco a ningún monopolio
informativo.
Les pido a todos que me crean, que sepan que en 6,7,8
mienten descaradamente. Y les pido a los militantes, si alguno lee este
mensaje, que se quiten la venda de los ojos y les exijan a sus líderes que se
dejen de proteger a los delincuentes, que gobiernen para la gente que
verdaderamente compone el pueblo, el tejido social de la Nación, que paren de
elaborar eslogans; como el último que reza algo así como "Seguridad, obligación
del Estado, obra de todos". Es mentira, yo no tengo que hacer la seguridad,
eso es algo a lo que tengo derecho, tiene derecho mi familia, ustedes, todos, es
algo que debemos exigir. ¿Qué significa que es obra de todos?
¿Me están
diciendo que tengo que comprarme un arma? ¿Que tengo que parar de asaltar a la
gente? ¿Que tengo que hacer rondas nocturnas? ¿Que tengo que delatar?
La
seguridad es algo que nos tienen que dar los gobernantes a nosotros. Nos tienen
que dar seguridad, entre otras cosas, y no fútbol o carreras de autos o dinero
por nada. No nos tienen que dar plata como quien da una propina, un soborno o
simplemente aplica una mordaza. Seguridad, no plata por nada.
Les pido a
los militantes que les digan a sus líderes que con los eslogans se limpien el
culo, porque para el alma no les va a alcanzar.
Eduardo
Benedetto.
Buenos Aires, 29 de abril de 2012, día del Animal
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De: MARYA |
Enviado: 23/05/2012 00:46 |
Que horror,no se si sera verdad esto,si es asi, es terrible,y yo me pregunto que mundo estamos dejando a nuestros hijos??
a los nietos que vendran?
a los que estan?
Es terrible espantoso, como esta este mundo de hoy en todo el planeta
Un abrazo
Marya ![](/images/emoticons/rosa_si.gif) |
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De: LARISA |
Enviado: 23/05/2012 07:40 |
La verdad penoso y como si una pelicula de horror se tratase.
PERO POR DEGRACIA ES LA REALIDAD![](/images/emoticons/corazon_roto.gif) |
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