GRANADA MORA Y GITANA
Granada mora y gitana,
por el Paseo de los Tristes
voy subiendo por el monte
recreándome en la Alhambra.
Callejuelas y veredas
me llevan al Sacromonte,
cuna del flamenco puro
que en sus cuevas se esconde.
De día, son sus moradas
donde trabajan cerámicas,
telares, mimbres y fraguas.
De noche llega el embrujo
de esta raza gitana y,
las cuevas se convierten
en cante, baile y guitarra.
Los Tarantos, El Faraón,
Casa del Puchero y Cueva de la Fragua.
De todas partes del mundo
llega gente a visitarlas
por sus empinadas calles
y sus veredas empedradas
van recorriendo las cuevas
de paredes encaladas.
Dentro de ellas, hay de todo.
Transportándonos en el tiempo,
vemos una radio antigua,
peroles y ollas colgados,
cestas y sillas de enea,
adornos de cobre, ristras de ajos,
un perchero con bastones
y varas gitanas enganchados.
Para la cerámica, un torno.
Para remedios caseros
y perfumes naturales,
olorosas hierbas del entorno.
En lo más alto del monte
la Ermita de San Miguel
y la Abadía del Sacromonte.
La luna sale a mi encuentro
y ya el sol se va, avisándome
que se está haciendo de noche.
Voy desandando el camino
por la falda del Sacromonte.
Me acompaña en cada esquina
las notas de una guitarra
y mis ojos se iluminan
con las vistas de la Alhambra.
Por la Cuesta del Chapiz,
calle de Verea Baja
al Paseo de los Tristes
me despido de ti, Alhambra...
¡Ay Granada, aqui quisiera vivir
de no haber nacido en Málaga!
Loly Tenllado
Campanilla
(derechos reservados)