Tu carta a los Reyes
Queridos Reyes Magos : Mi amo es un escritor al que conoce mucha gente. A lo mejor vosotros lo conoceis también , aunque no creo. Se llama Antonio y dice a menudo cosas que no siente. Para parecer más listo , o más gracioso, supongo que será . En realidad, conmigo podría ahorrárselo , porque yo no lo quiero ni por gracioso ni por listo, sino porque sé que me necesita. Y sé que - cuando cierra la puerta y se sienta con su cartapacio en las rodillas, su pluma abierta y los ojos perdidos- , si no fuese porque yo me enrosco a sus pies fingiéndome dormido, sería la persona más sola de este mundo.
Alguna vez hasta ronco un poquito, para que él me imagine en un feliz abandono. Pero estoy pendiente de si trabaja o no, de si supira , de si tiene los ojos demasiado tiempo lejos del papel.
Por mi gusto , me quedaría sentado a su vera, sin despegar mi vista de su cara. Pero sé que , a la larga, eso le pone nervioso, y prefiero disimular, como si no me importara lo que él hace.
Cuando siento que está preocupado o que no le sale lo que escribe, me levanto, me desperazo, me acerco a él y le pongo mi cabeza o mis manos sobre sus piernas. En cuanto me sonríe , comprendo que ha pasado el mal momento y que debo volver a amodorrarme.
Mi amo dice a menudo cosas que no siente. Si yo me dejase llevar por lo que dice, en vez de por lo que es, me volvería loco. Lo que sucede es que yo no le escucho. A mí no me hace falta , para saber lo que le pasa por dentro. Al revés : cuando lo oigo es cuando menos lo sé.
Con nuestros amigos de verdad no habla mucho, pero con las visitas o con los periodistas es no parar. A mí me dan ganas de despedirlos en el jardín , diciéndoles: "No se crean ustedes nada de lo que les ha soltado. Él es incapaz de hacerle daño a una mosca : yo lo he visto. Les ha estado gastando una broma. Quizá porque está triste. Quizá porque no tiene confianza con ustedes. Quizá porque ustedes mismos le han puesto en el disparadero. Pero él es cariñoso en el fondo y tierno y complaciente. Y está lleno de amor, y al mismo tiemo, necesitado de él . Y yo soy el perro más orgulloso de su amo que hay en la tierra, coño".
(...)Sin embargo, debo reconocer que de cuando en cuando él dice cosas que no siente .
Sin ir más lejos , ayer. Dijo que no existíais. Dijo que no creía en los Reyes y menos en los Magos, porque la realeza y la magia juntas le parecían demasiados carismas. Y que, por si no bastaba con uno , erais tres. Y que al que no quiere caldo le dan tres tazas . Y que había parido la abuela. Yo estoy seguro de que tal retahíla no era verdad. Él a mí no me engaña. Por eso os escribo esta carta . Por eso y porque en lo que yo más creo es en los reyes Magos.
Si os escribo esta carta es porque de tanto vivir junto a un escritor , me he contagiado del perrengue. Yo sé que vosotros -por algo sereis Magos- no necesitais que se os pidan las cosas ; ya estais al tanto de lo que le conviene a cada cual. (...)
Lo que es por mí, de veras, no os pediría nada excepto que se me ablanden las toses que me sacuden en cuanto respiro el aire de la calle. Que no me aten , cada vez más la torpeza y la desgana cuando oiga el timbre de la puerta . Que mejore de los ojos y que recupere el oído. He de estar bien , despierto y al quite porque si no, ¿qué será de mi amo?. Un escritor, pobrecillo: ya veis qué panorama
Antonio Gala
Charlas con Troylo