Usa tus ojos para ver la belleza de la vida
o para ver el interior de las personas.
No los uses para criticar maliciosamente de como se ven
o se visten los demas,
o para juzgar a las personas solo por las apariencias.
Usa tus oidos para escuchar a tu projimo
y poder ofrecerle una palabra de aliento;
para escuchar los sonidos agradables que te ayuden
a olvidar las dificultades y edifican tu interior.
No los uses como una arma, o para envenenar a los demas,
creando cizañas con lo escuchado.
Usa tu olfato para percibir el olor de las flores,
del perfume del amor.
No lo impregnes con los malos olores, como lo son el odio,
el egoísmo, la traición.
Usa el gusto para saborear el triunfo de
tus metas alcanzadas,
de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación.
No lo uses para saborear las derrotas de otros
o cuando algo les sale mal.
Usa el tacto para sentir y dar amor,
para tocar a las personas
con tus deseos positivos, con tu caridad.
No lo uses para pedir injustificadamente
o para golpear sin piedad.
¡El sexto sentido el más importante!
Es el que nos da la sabiduría para distinguir la diferencia
entre los otros sentidos,
entre el bien y el mal, entre dar y recibir,
entre salvar o matar.
A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar,
olemos sin percibir,
probamos sin saborear, tocamos superficialmente.
Usa tus sentidos sabiamente, no se trata de cuánto tengas,
sino de cómo los utilizas.
Fernando