Vuelves a mí como la luna de noviembre. Diamante en el color de naranja inmadura, inmerso en un azul de noche sin distancia. Vuelves aleteando recuerdos, cenizas sepultadas en la profundidad de los volcanes. Poemario sofocado entre rabias y penas y cansancio. Regresas entre líricos versos sin destino, con el aliento triste y resignado del que se sabe preso de otro aliento imprudente, prohibido, sin reclamos. Yo me sé pasajera de tu barco sin rumbo. Tú te sabes huracán de mi calma y mi noche. Te miraré en la luna, lima limón, inmadura naranja. Recoge tú la espuma de las olas nocturnas que hecha espuma, me esconderé en tus manos.