Al oeste de la provincia de Salta (Argentina) existe un
pueblito suspendido entre las montañas de la Cordillera de los Andes.
Iruya es su nombre.
Suena un tanto extraño en castellano pues se trata de un
topónimo de origen quechua: Iru yoc (Iru: una gramínea, Yoc: lugar)
Sus habitantes descienden de los Collas que poblaban el sur
del Imperio Incaico o Tahuantisuyo.
Son gentes laboriosas que viven fundamentalmente de lo que
cultivan o crían, algunos son empleados de emprendimientos mineros.
Silenciosos, encerrados en sí mismos.
Hablan nuestra lengua aunque poseen muchos regionalismos heredados
de sus ancestros.
Viven cierto sincretismo que les permite ser hijos de la
Iglesia católica y también de la Pachamama (Madre Tierra). Esto se manifiesta
en las fiestas religiosas, patronales y día de los Santos Difuntos, sobre todo
en sus coloridos atavíos.
En fin, veamos algunas fotos, que nos ilustrarán más que mis
palabras.
El lugar
El entorno
El Día de los muertos en el Cementerio
Las Fiestas Patronales