Vuela alto aquel que tiene un ideal, ejercita su mente,
concentra todas sus potencias y su voluntad hacia el fin propuesto
y está dispuesto siempre a pagar el precio necesario de sacrificio y renuncia para hacerlo realidad.
Vuela alto aquel que siempre tiene la curiosidad de un niño, conocimientos y sed de ellos.
Vuela alto aquel que si se da cuenta de que seguía un camino equivocado
sabe cambiar de rumbo y empezar de nuevo, sin desanimarse más de lo normal.
Vuela alto aquel que siempre dedica tiempo a soñar y después
pone inteligencia y esfuerzo para hacer realidad sus sueños.
Vuela alto aquel que sabe escuchar, analizar y enriquecerse.
Vuela alto aquel que aun teniendo miedo tiene la voluntad de vencerlo.
Vuela alto aquel que siempre es humilde, pues cada vez sabe mejor dónde están sus limitaciones.
Vuela alto aquel que aun cuando se apaguen las luces del túnel
en que a veces la vida le sitúa, sigue andando en la oscuridad,
porque tiene tanta fe que, si sale por la mañana a buscar una estrella,
está convencido de que regresará por la tarde con ella.
¡Jamás se da por vencido!
Vuela alto aquel que sabe vivir a fondo y descubrir día a día la alegría de vivir.
Vuela alto aquel que sabe aprovechar bien el tiempo,
pues sabe que la constancia en los pequeños esfuerzos de 5 minutos
o de una hora cada día producen milagros.
Vuela alto aquel que sabe cuan importante es cuidar la salud del cuerpo y la del espíritu.
Vuela alto aquel que sabe que la suerte prácticamente no existe,
aunque sí las coincidencias.
Sabe que la suerte se produce cuando la oportunidad se encuentra
con la preparación, y por ello siempre sigue preparándose.
Texto extraído del libro “Vuela alto”, de Jaime Borrás Betriu
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