Aprender del error
Los errores bien asumidos son
mejores maestros que las victorias.
Casi siempre aprendemos más
de los fracasos que de los triunfos.
¡Cuán importante es aprender a fracasar!
¡Cómo nos sirve recordar que es
sabiendo perder como se llega a ganar!
Hay que educar en el arte de fracasar,
porque estamos asediados por un facilismo
y un inmediatismo que dan miedo.
Sí señor, en este mundo de una comodidad
refinada es difícil aceptar que aprender a vivir
es como aprender a caminar:
Aprender a punta de tropezones,
caídas y un buen número de golpes.
Nadie camina bien en los primeros intentos.
Por eso, decían los romanos hace siglos:
Uno aprende equivocándose.
En Latín: Errando, discitur.
Con lo cual no se está patrocinando
la mediocridad, sino aceptando con realismo
que es de sabios presupuestar
pérdidas e imprevistos.
Nos hace bien vacunarnos
contra la soberbia que engendra
los triunfos fáciles.
Lo mejor es graduarnos en sencillez
y en perseverancia.
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