Las penas se curan en el café de la esquina, con un chocolate en la mano y un amigo o amiga que esté dispuesto a perder la tarde entre sonrisas. Se curan al sol, con un libro en la mano. Y si llueve, pues cantando bajo la lluvia. Se curan de fiesta, con esos amigos que van a dedicarte la canción más cutre que se les pase por la cabeza, van a subir contigo a la plataforma, y van a darlo todo, a tirarse a cuerpo muerto. Se curan de cena con quien más te apetezca, y que acabéis jugando al sing star o al chinchón, eso que más da
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