Y porque hay veces que parece que todo se acumula y te rodea una hoguera de desórdenes y de circunstancias obtusas, así como de azares malévolos y todo se te hace cuesta arriba. Que las personas caminan con la mirada ausente como si otearan en el horizonte aquello que nunca llega con la misma dejadez que dan vueltas al azúcar de su taza de café. Y porque hay veces que uno se ríe ante su ristra de infortunios no precedidos de fuegos artificiales ni luces de colores