Que cumbre la noche,
Que conquista al sonido infinito,
Atrayendo a nuestro destino perdido
Y a nuestro final encontrado...
Cuantas veces nos vestimos de plata...
Y cuantas nos cubrimos de estrellas...
Bailando en la noche eterna,
Y escuchando la dulce cancion del alma,
Que perene en nosotros
Se fundía con nuestras carnes.
Éramos el eco de lo perpetuo...
¿cuando se fue la dulce cancion del alma?
¿y a dónde se fueron las estrellas?
No sé donde partieron, ni sé si volveran...
¿dejamos de escuchar?
¿el viento nos vencio?
Yo te amé, tu me amaste,
Fuimos sal, miel y vida.
Hijos del amor de primavera.
De verano y más, nos rendimos...
Es cierto que todavia te amo,
Pero cuanto me duele hacerlo.
Era tan feliz durmiendo en tu pecho.
Sin traiciones, ni dolores
Con un beso nos despedimos
Y con un beso cerramos nuestra más
hermosa historia de amor...