Entré a mi habitación;
estabas sentada en la esquina;
tú pelo suelto caí deliciosamente
sobre tus desnudos hombros.
Tu cintura, con sus curvas;
tus caderas amoldadas,
me estremecieron, grrrr...
-¡Que belleza!- pensé en mi interior.
Mis venas se dilataron,
me acerque tímidamente.
Deslice mis manos por tu pelo, tu espalda;
Me miraste tímida, sonreíste.
Era tu primera vez,
te entregabas dudosa,
Tierna, sensual, toda una cenicienta.
Recorrí tu cuerpo con una dulce mirada.
Sin atreverme a violar tu espacio te seduje,
te acaricié, te invite a mi juego.
Un juego de pasiones y amores
Un juego casi prohibido.
Abracé tu desnudez y te hize mía,
te sentí gemir y me hiciste tuya.
Gemimos las dos en sintonía,
nuestros cuerpos se acariciaron.
Amamos el placer,
Nos entregamos sin penas,
Luego te rendiste a mi cuerpo;
yo me entregue al tuyo.