Me dieron tantas veces por casi muerto,
tantas veces recé la oración del huerto
con Judas Iscariote,
que decidí enfadarme con mi alter ego
cuando Pancho Varona y García de Diego
me echaron un capote.
Cristos de los Faroles, falsos testigos,
funerales me hicieron pero aquí sigo
vivito y coleando.
Pisar el escenario es un sacramento,
los filósofos dicen que el movimiento
se demuestra cantando.