!Detente! No acuses más sociedad, mejor empieza ya a investigar la causa de esta amarga realidad. A ti misma tendrás que estudiarte, pues sólo así tú podrías albergar la esperanza de un día salvarte.
Despójate de tu antifaz de pureza, que neciamente te hace juzgar, y háblate al fin con franqueza. Preocúpate por encontrar esa clave que ayude tu confusión aclarar para que este juicio erróneo acabe.
Detente y observa bien a la juventud, mas no para asustarte por sus actuaciones sino para buscar el por qué de su actitud. Estudia su pasado minuciosamente, quizá en su infancia hubo situaciones que han provocado que tenga tal presente.
Confiésate a ti misma todas tus acciones, analízalas una por una y encontrarás en ellas, un sin fin de equivocaciones. Acéptalas, que será el principio de tu enmienda y de esta forma, menos difícil resultará todo trabajo, que para cambiar emprendas.
Romie
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