Por tu pie, la blancura más bailable,
Donde cesa en diez partes tu hermosura,
Una paloma sube a tu cintura,
Baja a la tierra un nardo interminable.
Con tu pie vas poniendo lo admirable
Del nácar en ridícula estrechura,
Y adonde va tu pie va la blancura,
Perro sembrado de jazmín calzable.
A tu pie, tan espuma como playa,
Arena y mar, me arrimo y desarrimo
Y al redil de su planta entrar procuro.
Entro y dejo que el alma se me vaya
Por la voz amorosa del racimo:
Pisa mi corazón que ya es maduro.
