SI TE PONE TRISTE LA “MUERTE” DE ALGUIEN ES QUE NO HAS ENTENDIDO NADA…
La muerte, un maravilloso fenómeno de transición.
Uno de los más maravillosos fenómenos que experimenta el alma en su
constante aprendizaje de ir y venir a través de diferentes vidas y
mundos, es abandonar su cuerpo físico. Es decir, la transición de pasar
de un estado material a un estado espiritual, aunque al final de cuentas
solo se trate de diferentes planos existenciales en diferentes grados.
Este tránsito supera incluso el momento preciso de tomar cuerpo como
hombre o como mujer (porque si bien es cierto que requiere de ese cuerpo
para poder evolucionar, también es cierto que esto lo deja
indefectiblemente atado a él mientras cumple su ciclo físico y sus
aprendizajes).
Pero qué doloroso ha sido para muchas familias este momento de
liberación de nuestros seres queridos. Y más aún cuando se le da el
sentido erróneo por desconocimiento y para mantener dogmas religiosos.
Con amenazas aterrorizantes de supuestos infiernos y condenación, así
como con quiméricos ofrecimientos de indulgencias, cielos, glorias y
salvación, no permiten que se comprenda lo sublime de este acto natural.
Acto que todos hemos experimentado muchos cientos de miles de veces.
De tal manera que, es un deber abrir y liberar nuestra mente e
integrarnos a la revolución de la consciencia, para saber cuál debe ser
nuestro proceder cuando un ser querido esté próximo a esa transición.
Nunca debe ubicarse al enfermo en lo más escondido de la residencia
ni enclaustrarlo en un lugar oscuro. Él necesita luz y aire para que
sienta y respire todas las auras vivificantes. Luz natural para su
cuerpo y luz sideral para su alma.
Se le debe transmitir confianza y serenidad para que no tenga ningún
temor a su transición, porque ya ha pasado por ese momento multiplicidad
de veces aunque no lo recuerde.
Que esté tranquilo porque ya dio todo lo que le fue posible en su medida; experimentó, aprendió y amo todo lo que debió.
Deben hacerle notar que están muy agradecidos por haber compartido en una familia y en esta vida.
Esas palabras reconfortarán su alma y le ayudarán a esperar conforme,
con paz e incluso con alegría, el momento de abandonar su cuerpo.
D/A