Hay algunos que se creen fruto de mano divina, ahogándose en su ego... si algún otro le hace sombra le preguntan al espejo. No llegan a ser conscientes que la mayor deformidad es su propia egolatría y así ellos solos se alejan y así ellos mismos se aíslan. Luego la rabia les roe porque hay mil sombras que envidian, ya que sienten gran desprecio al igual y al diferente y le buscan sus defectos; sin saber que aquel que juzga aumenta su propia rabia, se está así mismo juzgando; van comparando su imagen desde el pozo que han creado.