Tallar tu mirada en la aurora,
sobre destellos de diamante
viste el amanecer de primavera,
en azucenas que te cantan...
¡mujer suprema!
Corolas de bronce son tus ojos
vestigios íntimos de antojos,
con el ropaje de la plácida desnudez
que como diosa cautivaste al edén.
Sortilegio de amor es tu encanto,
entre luces que hechizan el candor
del rocío hecho piel en la alcoba
al compás del deseo que estalló.
Entre el garbo y la sombra, ¡tu silueta!,
de la magia que envuelve el reflejo
y el misterio hecho verso tras la luna
derramó en tu esencia lo que siento.
Ramón de Jesús Núñez Duval