Señor Claus,
Estoy grandemente feliz porque este año he sido realmente malo y estoy
seguro
de que según sus reglas,
para que pueda recibir algún regalo debo ser una
persona buena.
Sin embargo según Romanos 3:10 no hay justo ni aún uno.
Lo que anula mis
esperanzas de recibir algún presente.
Me siento también feliz por aquellas personas que reconocen que han sido
malas,
ya que tampoco recibirán algún presente.
Sin embargo me siento consternado al ver que hemos secularizado y
comercializado una
fiesta cristiana al perder por completo el significado de la
navidad, y con esto
en mente me atrevo a lanzarle las siguientes preguntas:
1.¿Quién es usted y de dónde ha venido?
2. ¿Por qué vuela en un pequeño trineo, tirado por varios renos de los cuales
uno habla y tiene
la nariz roja y brillante con millones de juguetes hechos por
duendes en el Polo Norte?
3. ¿Por qué irrumpe en la chimenea de las casas esperando comer galletitas
con leche tratando que nadie se dé cuenta?
4. ¿Quién le ha dado la autoridad de suplantar al personaje principal de la
Navidad?
5. ¿Por qué le dicen Papá Noel si el Padre de la humanidad es Aquel que hizo
la
humanidad y la compró con su sangre preciosa derramada en la cruz?
Hechas estas preguntas me atrevo a presentarle a alguien quien al parecer
usted no conoce, el cual,
aunque me haya portado mal, me da la dádiva más
preciosa que el mundo
pueda conocer, la vida eterna. Le presento a Cristo
Jesús.
Usted solo regala a ciertas personas. El regala a toda la humanidad.
de Jeser Ordóñez Calderón, el sábado, 15 de diciembre de 2012 a la(s) 14:34