Una vez le preguntaron a un
guerrero invencible
por qué se paseaba por las calles
con un aire tan humilde.
Mostró una mano extendida y
contestó: "Mis dedos son
cinco señores. Estos cinco señores
se inclinan ante mí".
Fue cerrando la mano hasta
convertirla en un puño:
"Mientras más humildes se hacen,
más fuerza me dan".