Quien sabe amar, jamás hace sufrir
Nunca hagas florecer una sonrisa “diciendo te amo” para después hacer rodar una lágrima diciendo: “olvídame.”
Simplemente, porque el amor es más bonito que una ilusión y tu podrías sentir la misma lágrima que alguien ya lloró por ti.
Recuerda que la verdadera lágrima no es la que cae de los ojos y resbala por la cara, sino la que duele en el corazón y resbala por el alma y esas lágrimas no necesitarán ser recordadas, porque de él no se olvidarán.
Recordar es fácil para quién tiene memoria, olvidarse es difícil para quién tiene corazón…