Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro.
A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, e futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas.
Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.
La Tierra, nuestro hogar
La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo.
La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida.
Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta,
pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos.
La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado.
La situación global
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental,
agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas.
Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y
son la causa de grandes sufrimientos.
Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados.
Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables