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En la madrugada de tus ojos En la humedad de tu boca, en el despertar de tu sueño En el crepúsculo de tu sábana, En el atardecer de tu sexo En las lágrimas que brotan de tus labios.
Y el polo que me lleva al norte de tus cejas Allí reposa mi eterna memoria impregnada del olor de la blusa que dejaste en el sillón situado en la habitación de mis más olvidados recuerdos En el secreto que mi silencio guarda En el llanto que mi risa canta.
En la mirada que en la obscuridad te observa queriendo despertar reposando mi eterno sueño en la consecuencia de haberte pensado tanto, De haber creído que hay más de lo tuyo en mí que de mí en ti En las nubes grises que acompañan la madrugada, Y en el motor que se disfraza de cansancio con el blues de tu partida Mientras afloras tu melancolía en la abrupta razón irreversible de tener tu espalda anclada en la mía.
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Autor desconocido
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