Mirar las estrellas, mientras recuerdo tu nombre, es algo que sinceramente ya se volvió rutina, ¿Sabes? Desde hace ya varios días he estado pensando que esto de amarte se convirtió en una obsesión, saber que no te puedo tener me hace aferrarme a este imposible que sólo tú y yo comprendemos. Somos de mundos distintos, y ante la gente nuestro amor no puede existir, en veces pienso si en realidad existió o fue la frustración de este sueño absurdo. Quizás en un mundo paralelo tú y yo estaríamos juntos hasta la eternidad. ¿No te has preguntado por que dos personas que se aman tanto terminan siendo sólo el recuerdo de lo que algún día pudo ser? Que irónica es la vida, desde pequeños nos enseñan que luchemos por nuestros sueños, y cuando lo hacemos perdemos en esa absurda batalla de los sentimientos contra la razón.
Sigo siendo la típica chica enamorada, que sueña con estar cerca de su amado, esa ilusión con la que toda princesa sueña, no sé, en veces bajo la mirada y pienso que quizás deba resignarme a amarte de lejos, pero el corazón se reanima y me hace seguir pensando que nuestro amor es posible, aunque sólo fuera un secreto de dos. Y es que no se trata sólo de lo que siento, si no de lo que sentimos al cruzar nuestras miradas. En veces pienso, ¿Por qué de tantas personas que hay en el mundo tuve que enamorarme justamente ti? La persona menos pensada, es la más amada. Ya estoy cansada de tener que esconder mis sentimientos, de escribir nuestros nombres entrelazados dentro de un corazón, y tener que esconderlo, sólo por miedo al qué dirán.
A veces cuando veo caer la lluvia, la soledad reina en mi corazón, el pensamiento se suicida sólo para dejar que la agonía de estar muriendo en vida quedé presente. Aunque al salir el sol aparezca ese hermoso arcoíris de colores alegres que le dan vida al alma, mi corazón sigue gris y sombrío, sangrando por dentro, sintiendo la herida ausente. Quiero secuestrar tu mente, para que sólo pienses en mí, tapare tus ojos y boca, para que escuches lo que tengo que decir, aunque la justicia del amor me aleje mucho de ti, porque su veredicto del juez es que tú y yo estemos separados por un vidrio de cristal, para sólo poder vernos, pero no podernos abrazar. Esta es la primer carta de las mil que le escribiré a tu ausencia sólo por saber que estás lejos, aunque tu recuerdo aun conserve tu perfume.
Atte.:
Un amor fallido
Desconozco el autor