Mujer que enciendes insensatas vanidades,
Que sutiles se expresan con fugaces miradas,
Que en mi pecho encienden profundas ansiedades,
Que solo calman tu recuerdo y románticas baladas.
Sería ciego el que al pasar, no viera,
Que eres blanca, sutil y hermosa
Que al mirarte no se piensa en otra cosa
Y que de mi alma eres la única hechicera.
Amor que al sutil compás de tu figura,
Siento al silencio como algo placentero,
Pues mirando tu belleza virginal y pura
Me siento como sol, radiante y pasajero
No hagas caso de mi desdén fingido,
Cuando al pasar, te miro indiferente,
Porque verías tu corazón y el mío,
Que de amor se muestran muy ardientes.
Tú que a mi vida le quitas la esperanza
Y que sin palabras dices que no has de ser mía,
Pero que en mi sueño creas aquella alianza
Que en la realidad el enamorado desearía.
Dime por qué, para vivir necesito tu recuerdo,
Y por qué muriendo, aun mi corazón te invoca,
Si no he sentido los besos de tu boca,
Ni el desvarío de la locura del placer vertido.
Mas el verso de amor que por ti escribo,
En mi deseo sutil, espero leas y medites pronto
Ya que, aunque tu amor nunca sea mío,
Por siempre seguiré en tu contemplación absorto.
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