No me digas que calle
cuándo te cuento de mis sueños
en los que tú apareces mirando al cielo diciendo que me amas.
¿Por qué me callas?
¿Es porque te duele oír decir que te amo?
Tú bien sabes que toda mi vida
te he amado, que toda mi vida
he soñado contigo.
Y es que simplemente
no puedo sacarte de mi pobre corazón.
Se que tú no me quieres
como te quiero yo,
no te voy a pedir que intentes quererme,
porque prefiero morir a que luego tú me dejes.
Es bien cierto que no soporto verte con otra,
que sufre mi desesperado corazón,
pero no te niego que pocas veces
me siento feliz por eso,
porque si tú eres feliz, lo seré yo,
y eso es lo único que importa.
Tampoco te niego que sigo esperando
el día en que tú me llegases a querer.
Pero sé muy bien que ese día no llegará,
nunca lo será.
Desearía morir en tus brazos
diciendo que te amo,
y que en el otro mundo yo te seguiré amando,
aún más que ahora.
Pero también se que eso no podrá ser,
nunca lo será.
No quiero despedirme
no quiero decir adiós.
Yo seré tu ángel guardián,
tú serás el mío.
Cubriré con mis alas tu hermoso cuerpo,
yo seré tu escudo y tú mi refuerzo
con el que seguiré luchando siempre por tu amor.
Aún en la eternidad, más allá de las nubes, más distante de los cielos.
Más lejano que las estrellas, tan distante como el universo...
No olvides que te amo, no lo olvides nunca.
No olvides lo mucho que te amo, lo mucho que te quiero, lo mucho que te deseo,
porque yo nunca lo olvidaré.
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