Como una limpia mañana de besos morenos cuando las plumas de la aurora comenzaron a marcar iniciales en el cielo. Como recta caída y amanecer perfecto.
Amada inmensa como un violeta de cobalto puro y la palabra clara del deseo.
Gota de anís en el crepúsculo te amo con aquella esperanza del suicida poeta que se meció en el mar con la más grande de las perezas románticas.
Te miro así como mirarían las violetas una mañana ahogada en un rocío de recuerdos.
Es la primera vez que un absoluto amor de oro hace rumbo en mis venas.
Así lo creo te amo y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.