Ayer: "Un segundo de tu presencia... Regálame el olor de tu piel, la luz de tu mirada, el calor de tu mano, el abrigo de tu abrazo, la tranquilidad de tu comprensión, la serenidad de tu silencio, el sonido de tus pasos al compás de la brisa entre las hojas... "
Sobre esa piel que me fascina edificaré mil besos y cien caricias, pondré nombre a cada poro, susurraré palabras que tú no escuches pero que sientas en mis labios y cuando acabe de acariciarte volveré a empezar y entonces sólo habrá silencio...
Hoy: Ahora, cada latido no lleva pintado tu nombre pero "estás ahí". Habitas en una parcela que decidí venderte para no poder alquilarla a nadie. Es pequeña pero tiene vistas a la imaginación y a la ilusión, a la confianza y a la libre expresión, al dolor compartido y a la sonrisa espontánea, a lágrimas dulces y también a las amargas... Su precio lo aceptaste: Conocerme cada día un poquito más tal y como soy aunque siempre he pensado que soy como me hace ser quien tengo frente a mí.
Mañana: Me apetece abandonarme a la nada, cerrar mi mente. No pondré música a este momento contigo, ni leeré o escribiré más palabras que recuerden este instante, no quiero vivir de recuerdos porque los malos duelen y los buenos se añoran. Mañana será otro día más u otro día menos...
Desconozco el autor
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