Recorriendo velozmente la avenida central, echo un vistazo al segundo apartamento, me deleito al ver la puerta abierta de par en par, "Ahí viviste algo", dice mi pensamiento.
Quisiera que en tus pupilas mi imagen se reflejara una vez más, como luna llena en los espejos del mar, quitarme cualquier disfraz ante tu presencia, y extasiarme con la belleza de tu inocencia.
Nuestra era fue como una estrella fugaz, en el tormento del fuego creaste una hermosa llamarada, eres el sello de la ternura debajo de tu ligero antifaz, Dios te perdonó la vida y por eso seré el guardián de tu almohada.
Desconozco el autor
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