Un ratón de tierra se hizo amigo de una rana, para desgracia suya. La rana, obedeciendo a desviadas intenciones de burla, ató la pata del ratón a su propia pata. Marcharon entonces primero por tierra para comer trigo, luego se acercaron a la orilla del pantano. La rana, dando un salto arrastró hasta el fondo al ratón, mientras que retozaba en el agua lanzando sus conocidos gritos. El desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana. Los vio un milano que por ahí volaba y apresó al ratón con sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada, quien también sirvió de cena al milano.
"Toda acción que se hace con intenciones de maldad, siempre termina en contra del mismo que la comete.
Procuremos que nuestros actos sean siempre de bondad para con nuestros semejantes. Que el aroma que exhalemos en nuestro entorno sea agradable a los Ojos de Dios. Recordemos que no somos perfectos, nadie lo es, excepto Papá Dios, y que nadie está libre de cometer equivocaciones o errores alguna vez. Seamos comprensivos con los errores ajenos, perdonando a los demás, para poder asi ser perdonados de la misma forma cuando seamos nosotros los que erramos"
Fábulas de Esopo.(número 131)