Si no existiesen los problemas, no habría progreso. Los problemas pueden ser dolorosos, frustrantes y desagradables, pero tienen la capacidad de enfocarte y mantenerte encaminado. Los problemas pueden obligarte a pensar, y pueden motivarte a ponerte en movimiento. Pueden sacar a relucir cualidades positivas y valiosas que de otro modo no sabrías que tenías. Los problemas pueden fortalecer tu fe; a veces no existe otro lugar en el cual refugiarse. Pueden ayudarte a comprender y apreciar aquello realmente importante en la vida. Algunos de los logros más impresionantes de la humanidad han llegado a consecuencia de problemas sumamente difíciles y apremiantes. Los problemas pueden ayudarte a enfocarte y a dirigir positivamente esfuerzos y energía que de otro modo quedarían dispersos o jamás serían aplicados. Los problemas pueden ser dolorosos y pueden también, en última instancia, ser una bendición. Si tienes tu porción de problemas, anímate, porque traen consigo las semillas de la grandeza.
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