Hace unos meses que vengo observándome los envites que causa la "autoexigencia" cuantro entra en nuestras mentes.
Esa sensación angustiosa se forjó a lo largo de mis experiencias vividas, de la educación recibida y del miedo a no ser digna de amor si no cumplía las expectativas que los demás depositaban en mi.
La autoexigencia bien conducida nos lleva a la superación de nuestros propios límites, a la ampliación de nuestro grado de conciencia.
Mal conducida nos conduce directamente al pozo de las frustraciones por falta de aceptación propia y de nuestro entorno.
Para salir de la autoexigencia, primero deberíamos dejar de exigir a los demás que vean o perciban el mundo que les rodea desde nuestra propia óptica, prioridades, enfoques y valores personales.
Si aceptamos esto del otro, empezaremos a aceptar nuestra propia visión interna. Somos una pluralidad de seres que nos cruzamos en el camino, que experimentamos los mismos sentimientos con formas diferentes, con escenarios diferentes y en esa pluralidad está precisamente el punto de unión que nos conecta... el enriquecimiento personal al compartir y mostrar lo que somos sin temor alguno al juicio o al rechazo, porque "Todos somos Uno".