“Tú solo eres El Señor. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejercito, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que está en ellos. Tú vivificas todas las cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” Nehemías 9: 6
La fecha fue 445 A-C-, el Lugar: Jerusalén. La Ocasión: Un día de arrepentimiento del pueblo de Dios. Después de Nehemías haber dirigido la reconstrucción de la pared que rodeaba a Jerusalén, Ezra, condujo a la nación en un tiempo de renovación espiritual.
Nehemías Capítulo 9 registra la oración larga por los Levitas y en ella se recuenta como la mano de Dios trabajo en la vida de Israel a través de todas las generaciones. A pesar de la incredulidad de la gente, Dios una y otra vez mostró su fidelidad inmutable hacia ellos. Se que su fidelidad hoy también es inmutable para mi.
En Nehemías 9:13-21 se narra la historia de la fidelidad de Dios durante los cuarenta años en el desierto. Dio dio la ley y proclamó el Sábado, Dios envió el maná del cielo y agua de la roca. El Señor perdonó el pueblo que comenzó a adorar un ternero. Dios los condujo con la nube y la columna de fuego.
Dios los instruyó con su Espíritu y los mantuvo por cuarenta años en el desierto y a ellos no les faltó nada. En el verso 20 menciona que su buen Espíritu instruyó a Israel en el desierto. Esto puede referirse a esas ocasiones en Exodo 28 y 31 cuando ciertos hombres talentosos ayudaban a construir el tabernáculo y para diseñar el ropaje sacerdotal o puede referirse en un sentido más grande a todo lo que Dios hizo durante el desierto y cómo él los instituyó acerca de la santidad.
Se que el Espíritu del Señor es el Espíritu de bondad. Porque Dios es bondadoso. Todo lo que él hace es bueno y todo lo que él produce es bueno. Gálatas 5:22 habla de los frutos del Espíritu y entre ellos menciona la bondad. Dios en su fidelidad anhela producir en mi fidelidad y bondad. Todo lo que Dios necesita en un corazón dispuesto y el Espíritu de bondad quiere comenzar su trabajo de gracia en mi.
Señor, cuán rápidamente yo dudo de tu bondad y tu fidelidad mientras marcho por el desierto de la vida. Hoy te agradezco las veces que no me has abandonado. Amén.
Dr. Serafìn Contreras Galeano.