No hay un solo momento en su jornada - excepto cuando se retira ala soledad y se entrega ala oracion - en el que Jesus pueda decir que esta solo, libre de la gravosa carga de escuchar al que se lamenta, llora, ruega, pide alivio, suplica la curacion...
La insistencia, algunas veces, se hace obsesiva y desconsiderada hasta el punto de provocar la reaccion de los Apostoles; pero Jesus, decididamente, los reprende recordandoles el fin especifico de su mision, qe debia dirigirse de una manera especial a los afligidos y atribulados.
Nos dice el Evangelio que la primera actitud del Señor fue siempre la de una profunda compasion.
A la vista de la pobre vida Naim, que acompañaba al sepulcro a su unico hijo, que habia muerto, se compadecio de ella; y obro el milagro de la resurreciòn.
Ante el espectàculo del inmenso gentìo que habìa desafiado ala fatiga y a todos los contratiempos qon tal de llagar hasta El, Jesùs se compadeciò de ella por que eran obejas sin pastor; y multiplicò los panes.
Delante de la tumba de su amigo Làzaro, muerto , se conmoviò hondamente y se turbò en medio de la emociòn de todos.
Viedno al ciego de Jericò, se apiado y le curò.
Ante la visiòn del leproso, que le pedia con insistencia el milagro, enternecido, extendiò la mano, le tocò. . . y le concediò la ansiada curaciòn.
Y se podrian multiplicar los ejemplos.
Ninguna enfermedad encontrò jamàs en El una reacciòn de repugnacia. No dudò en acercarse a los leprosos, en conversar con ellos, en tocarlos amorasamente.
Esta clase especial de enfermedad era de tal condiciòn que obligaba a los pacientes a un completo aislamiento de la convivencia civil.
Su aspecto macabro, el peligro de contagio, los obligaba a una regurosìsima clausura, violada tan solo por aquel que a buscarlos, a consolarlos y, fecuentemente a sanarlos.
No hace disticiones de clases ni edades.
Los probres y los ricos, los niños y los ancianos, los justos y los pecadores son el objeto de sus cuidados.
Dondequiera qe hay sufrimiento, està presente su corazòn.
A los enviados por Juan, que le preguntaban si El es verdaderamente el Mesìas esperad, responde de una manera afirmativa demostrano còmo en El se han visto realizadas actividades que predijo del Mesìas el profeta Isaìas: Id y comunicad a Juan lo qe habeìs visto y oido:los ciegos ven, los cojos andan, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. . .
Y es feliz la yuxtaposiciòn de la actividad curadora de Jesùs con el anuncio del mesaje Evangèlico a los pobres, igualados en dignidad y en importancia a todo los demàs destinatarios de su mensaje.
En su obra de consuelo, Jesùs , no admite descanso y jamàs logran deternerle obstaculos, al pareser insuperables.
Los fariseos lo acusan de violar la ley de Moises, porque cura a los enfermos en dia de sabado y El les responde acusandolos de hipocresia y apelando al espiritu de la ley, y no ala letra.
En el momento en que, en el Huerto de los Olivos, es hecho prisionero, en medio del alboroto y el terror de aquella noche, no se siente dispensado de realizar un acto exquisito de bondad hacia el siervo del sacerdote que habia ordenado su captura, y sana la oreja de Malco.
(novelo pardicini)
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MI_ALBORADA.