En casa y en la escuela
Tenemos experiencia de que esta información ayuda mucho a los padres. No hay ningún padre o madre que no quiera ser mejor. Pero también comprobamos que los deseos y la realidad son cosas diferentes. Y la realidad es que unos padres que son "malos educadores" pueden cortar los vuelos de sus hijos de por vida.
Algunos programas de virtudes humanas sirven de cauce para desarrollar la educación del carácter. El programa trata una virtud cada semana, apropiada a la edad de cada chico, con ideas prácticas para que los chicos las pongan en práctica. Mi colegio ha desarrollado el programa desde su fundación en 1986.
Los padres que siguen el programa en sus casas lo hacen más efectivo. Y el esfuerzo de los padres para trabajar ellos mismos la virtud semanal es una excelente motivación para los chicos.
Los profesores saben que su actitud en clase fomenta o destroza la práctica de las virtudes. Si un profesor hace la vista gorda a la suciedad en clase o si no se asegura de que lo que se rompe se paga, lo que se enseña al chico en casa puede quedar inutilizado.
Más de 2.400 años de historia significan que un programa para educar en las virtudes puede ser de todo menos un experimento.
Ser chico no es patológico
En 2.400 años de historia también se han hecho experimentos. En 1992, la American Association of University Women (Estados Unidos) publicó el informe How Schools Shortchange Girls, donde denunciaba que las escuelas públicas discriminaban a las chicas. El informe costó 100.000 dólares y se gastaron 150.000 dólares en difundirlo. Cundió el pánico. El éxito mediático generó otros 1.400 nuevos estudios y debates televisivos sobre la tragedia nacional de las chicas, a pesar de que el informe apoyaba con muy pocos datos sus terribles descripciones.
La moda se extendió por los países desarrollados, donde también se idearon programas escolares para la erradicación de los modelos sexistas del sistema educativo ¡ya! Por fortuna, el mito de que las escuelas no hacen caso a las niñas está a la baja: sencillamente, no es cierto. |