"Ponle al niño un libro en la mano: un libro que hable de amor, de vidalitas, de viajes; que le enseñe de qué color es la ternura, en qué lenguaje conversar con los pájaros, que huela a naranja y a vendimias; un libro que sueñe con la paz, con la tolerancia y el buen humor; que conduzca por caminos de esperanza, de optimismo y de fe; que imagine el mundo como una familia y al hombre como hermano del hombre; un libro que todos podamos leer a cualquier edad, en voz alta o en silencio, con los ojos o con la yema de los dedos... Del libro que pongamos en la mano, dependerá el hombre del mañana".
Ningún éxito en la vida puede compensar el fracaso del hogar” David O. McKay