El hombre más rico del mundo vive en el Valle Feliz. Es rico en valores que perduran, en cosas que no se pueden perder, cosas que le proporcionan buena salud, paz de espíritu y armonía en el interior de su alma. He aquí un inventario de sus riquezas y de cómo las adquirió:
Hallé la felicidad ayudando a los demás a encontrarla.
Hallé la buena salud viviendo con templanza y comiendo sólo los alimentos que mi cuerpo necesita para mantenerse.
No odio a nadie , no envidio a nadie, pero amo y respeto a toda la humanidad.
Estoy entregado a una tarea amorosa en la que mezclo generosamente el juego; por consiguiente, raras veces me canso.
Rezo diariamente, no pidiendo más riqueza sino más sabiduría para poder identificar, alcanzar y disfrutar de la gran abundancia de riquezas que ya poseo.
No pronuncio ningún nombre como no sea para honrarlo, y no calumnio a nadie por ningún motivo.
No pido favores a nadie, como no sea el privilegio de compartir mis bienes con todos aquellos que lo deseen.
Estoy en buenas relaciones con mi conciencia; por consiguiente ésta me guía rectamente en todo lo que hago.
Tengo más riquezas materiales de las que necesito porque estoy libre de codicia y sólo ansío poseer aquellas cosas que pueda utilizar constructivamente mientras viva. Mi riqueza procede de aquellos a quienes he beneficiado compartiendo con ellos lo que poseía.
La finca que poseo en el Valle Feliz no está sometida a impuestos fiscales. Existe principalmente en mi mente, en las riquezas intangibles que no pueden ser objeto de impuesto ni de dominio, excepto por parte de aquellos que adoptan mi estilo de vida de esfuerzos, observando las leyes naturales y adquiriendo hábitos conformes a las mismas.
N. Hill - W.C. Stone