Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente, y cuyo reino dura por los siglos: él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos. Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes: que él es nuestro Dios y Señor, nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos, pero se compadecerá de nuevo, y os congregará de entre todas las naciones por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón y con toda el alma, siendo sinceros con él, él volverá a vosotros y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizá os mostrará benevolencia y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo, y me alegraré de su grandeza. Anuncien todos los pueblos sus maravillas y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
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