Si estás en duda en cuanto a qué hacer, decide por la opción que más cariño te inspire. Cuando no estés seguro de cuánto darte a ti mismo, equivócate por el lado de la generosidad. Cuando sientas la urgencia de hacer algo bueno por alguien no pongas excusas para justificar por qué no podrías. Tan sólo ve y haz que suceda. Presta atención a tus pensamientos. Y al mismo tiempo, presta atención a la inteligencia que yace dentro de ti y que trasciende esos pensamientos. Sin lugar a dudas, elige aquello que sabes que es correcto. Actúa en base a esa suave vocecita que podría parecer loca, pero que se siente tan coherente. Todo lo que alguna vez has experimentado forma parte de tu sabiduría. Aunque no puedas recordarlo todo conscientemente, de todas maneras puedes dejar que todo ello te guíe. Ten la confianza de actuar en base a quien tú eres.