
Pobre del alma Pobre del
alma, que el tiempo enreda, que amarga y hostil soledad, el mundo gira,
el tiempo vuela, pero siempre hay algo que se queda, y también
siempre hay algo que se va. Tras el recuerdo de mi
pensamiento, que a nadie inspira, a nadie tienta, todo el pasado
surge y me atormenta, como garra de la muerte tan
inquieta, Enredándose en mi pecho como hiedra. Llora hoy mi sombra
y pensamiento, herido y triste, pero jamás sumiso, que en cruento y
obscuro precipicio, de la vida que quizá así lo quiso, llorara
como quizá jamás nadie lo hizo. Cielos obscuros, mañanas frías...
Grises, noches opacas, de pesadillas miles, imploran con
nostalgia por tu ausencia, esperando quizá, mi dolor te acuerde, y
de Eros y Cupido toda clemencia.

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