La naturaleza
La naturaleza clama por atención y sin embargo somos incapaces de darnos cuenta, por nuestro egoísmo, que ella puede convertirse en nuestra mejor escuela.
Porque Dios la creó para disfrutar nuestra vida,
pero nosotros, inmersos en la vorágine de estos tiempos, entre necesidades, materialismo, competencia, consumismo, no nos detenemos a observar sus mensajes de fortaleza y sabiduría.
Como los árboles que manteniéndose erguidos,
aún cuando el hombre con sus hachas los lastiman, hacen brotar retoños alrededor de sus heridas
que ocultan el dolor y lucha por su vida.
Las implacables sierras que en minutos hacen oír
desde sus cientos de años los quejidos,
y lloran savia sus desvastados troncos
mojando la tierra que su crecimiento proveía.
Dejemos de ser necios y egoístas ocultando la conciencia, que la muerte de los árboles esconde realidades más temibles.
O es que acaso desconocemos, Que sin oxígeno nuestra existencia no es posible?
Ni la de los pájaros que allí anidan, ni primates que mueren porque su hábitat es destruido.
Dejemos de ser necios y egoístas, no pensando ni en nuestros hijos, porque hasta el sol, maravilloso dador de vida, ya nos lastima y enferma, la capa de ozono no resistió nuestra desidia.
Dejemos de ser egoístas y cuidemos, con amor, cada uno desde su lugar la naturaleza.
Comencemos AHORA a cambiar actitudes.
Un puñado de hombres alrededor del mundo, defendiendo el regalo de Dios, para la vida, no es suficiente… debemos aunar esfuerzos, para que nuestros hijos y nietos tengan como nosotros, la posibilidad de disfrutar un río limpio, un mar lleno de peces,
una selva con hermosos trinos y fragancias, muchos de los cuales ya no disfrutan ... están extintos ...